Era probablemente a mediados de los 80, cuando escuchaba "Billie Jean" de Michael Jackson, cuando encontré entre las cosas de mi padre una guitarra eléctrica, una Nivico; ¡Era genial! Cuando la encontré, tenía apenas dos cuerdas, la primera y la segunda, por fortuna, estaban afinadas, al menos eso creo.
Entonces sonaba el tema principal de la canción, ese que es tan pegajoso que toca el sintetizador; empecé a intentar tocarlo en las dos cuerdas de la guitarra, encontré las notas, y fue tal mi satisfacción cuando conseguí tocar ese riff tan increíble y sin saber aún nada de guitarra, que fue la chispa que encendió mi pasión por ella.
A partir de ahí, inicié mi aventura como guitarrista.
¡Gracias Nivico!
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